Conociendo Canta: Full Day por la Cordillera de la Viuda
¿Quieres saber qué lugares son perfectos para explorar la naturaleza cerca de Lima? Entonces este post es para ti. Esta vez comenzaremos conociendo Canta, y aquí verás con detalle qué tal fue mi experiencia en este hermoso lugar, principalmente en la Cordillera de la Viuda, reconocida por ser parte de la sierra limeña. Además, también conocerás qué tan cálido es el pueblo de Obrajillo ¿Realmente es ideal para hacer camping? Lo sabrás aquí.
Como siempre digo, las ciudades tienen su encanto y nadie lo niega. Ahora bien, creo que siempre es bueno darse una escapada a algo más natural. Por ese motivo, y dado que tuve mi cumpleaños hace pocos días, decidí darme este regalo. Un buen viaje puede convertirse en un regalo inolvidable si se planea bien, y más aún, si resulta algo ligeramente espontáneo. Por ese motivo, les dejo aquí qué tal fue mi experiencia conociendo Canta y también le daré algunos consejos si desean aventurarse.
Naturaleza pura en Lima: Conociendo Canta y sus cordilleras
Para comenzar, Canta está en las afueras de la Lima Metropolitana, pero sigue siendo parte de Lima (Estado o Departamento). Esto lo aclaro sobre todo para el extranjero, dado que puede parecer confuso explicarlo geográficamente. Otro detalle importante que noté conociendo Canta, es que no se considera distante, a pesar de que el viaje en promedio son de 3 horas. Pero bueno, cabe destacar que así se hacen la idea de lo enorme que es Lima.
El full day que hice ese día en este hermoso lugar comenzó a las 4:00 a.m., cuando me tuve que despertar. Sí, muy temprano porque el taxi pasaba a recogernos a eso de las 4:30 para llegar a las 5 a.m. al punto de encuentro. A esa hora partía el transporte del tour desde la Javier Prado en Lima, hasta Canta.
Sabía que comenzábamos muy temprano para poder aprovechar al máximo el día, sobre todo sabiendo lo terrible que puede ser el tráfico en Lima.
Por esa razón, partimos a más tardar a eso de las 5:30 a.m. para llegar alrededor de las 6 a.m. a Plaza Norte, un centro comercial que como bien dice el nombre, se ubica al Norte de la ciudad. Ahí siempre se pasa recogiendo a aquellas personas que al vivir en esta zona. Finalmente a las 6:00 a.m. comenzamos nuestro trayecto directo a Canta, sin paradero alguno, y con la emoción típica de primeriza que conocerá un nuevo lugar en el mundo.
Adentrarse poco a poco en Canta es básicamente alejarse de la costa, y conocer las montañas de Lima. Yo pensaba inocentemente que Lima solo era costa, pero al ver que en sus afueras hay sierra, es simplemente emocionante. Lo mejor es que ese día fue soleado y básicamente se pudo apreciar con claridad las siluetas de las montañas, fue algo asombroso.
Conociendo Huaros y los primeros pueblos de Canta
Alrededor de las 8:30 a.m. llegamos a nuestra primera parada, un pueblo perteneciente al Distito de Huaros. Aprovechando la hora, y que tan solo teníamos unas barritas energéticas en el estómago, mi novio y yo decidimos tomar un desayuno ligero para esta ocasión. Probamos un pan francés con queso regional y el famoso mate de coca.
Los desayunos ligeros son recomendables para viajes en altura, dado que además de darnos energía, evita que terminemos pesados y con malestares en el camino.
En estos pequeños poblados puedes probar miles de cosas, desde los quesos, hasta su leche fresca, sus manjares blancos, etc. También puedes aprovechar de comprar cosas para abrigarte si es que te faltaron, por nuestro lado, compramos un par de guantes extra por si hacía falta. Lo mejor de todo es que sus productos son muy baratos en comparación a la ciudad. Un par de guantes no pasa los 10 soles como mucho, y puedes probar muchos bocados o tener un desayuno decente ¡por el mismo precio! Básicamente, no gastas ni 20 soles haciendo compras decentes en los poblados pequeños de Canta.
El segundo pueblo que visitamos en Huaros destacaba mucho por sus calles bastante angostas, que llevaban a otros callejones muy pequeños y empinados (debido a la altura a la que está Huaros). Aún así, aprovechamos ese momento para descansar un poco más antes de adentrarnos a la Cordillera.
El día estaba precioso, pues si bien hacía frío debido a la altura y ya sentíamos la presión (ya estábamos a unos 3.500 m.s.n.m y a 8° C), el sol estaba resplandeciendo de todas formas. En ese entonces comprendí bastante porque tantos alpinistas usan lentes de sol, pues a mayor altura, si el día es soleado, claramente la radiación la sentirás más fuerte.
Adentrándonos en la Cordillera de la Viuda
A las 9:00 a.m. ya estábamos finalmente llegando a la reconocida Cordillera de la Viuda. Admito que lo que más me llamó la atención en el camino fue ver a lo lejos las famosas montañas nevadas. Como sabrán, provengo de una ciudad caribeña y para mi la nieve era básicamente inalcanzable salvo que viajara bastante en mi país. En esta ocasión, por primera vez pude ver la famosa «nieve«, aunque no la pude tocar.
Cuando llegas a la Cordillera de la Viuda, ya estás sobre los 4.800 m.s.n.m, así que hay que tener cuidado aquí. La presión se siente, y aunque el frío no era fuerte dado lo soleado que estaba ese día, si costaba un poco respirar. Para una persona que jamás en su vida había llegado a esta altura, es normal sentirse un poco agitada al dar el mínimo paso.
Lo recomendable en este caso es dar pasos cortos y lentos, no exagerar con tu cuerpo, es preferible ir despacio pero seguro.
El lugar es impresionante e imponente. Me llamó mucho la atención la tranquilidad y el silencio extremo que puede haber en este sitio. Salir del constante agite de una ciudad como Lima resulta reconfortante cuando llegas a un lugar en el que el silencio es lo que reina. Sus lagunas son magníficas, sobre todo por el azul tan intenso que las caracteriza.
La primera laguna que resalta es la Laguna Chuchún, la cual aseguran que tiene la forma de Perú si la detallas bien. Es preciosa, pero bastante helada también.
Luego, se puede apreciar la Laguna 7 colores, que tal cual como dicta su nombre, supuestamente puedes observar 7 colores en ella. No es mentira que si es bastante colorida, aunque yo solo conté 6, pero supongo que fácilmente podrías contar más si te quedas rato detallándola. En esta laguna hay servicios para pasear en bote por unos 5 minutos a un buen precio (s/5).
Con el paseo en bote puedes relajarte un poco, grabar la belleza del lugar y hasta notar que en el centro tienen un espacio dedicado a agarrar truchas con una red especial. Este método lo hicieron los habitantes de este lugar, quienes se nota que se enorgullecen de su cordillera y aseguran muy tranquilos que ya se han acostumbrado a su clima bajo cero durante las noches.
Lamentablemente por el tour, solo pudimos disfrutar del majestuoso lugar un par de horas, hubiese sido genial un par de horas más para poder degustar las famosas comidas que nos querían ofrecer los locales a precios decentes. Además, la gente de esta zona es bastante amable y cálida, no generan ningún tipo de desconfianza como en otros lugares. Aún así, admito que en el tiempo que estuvimos, pudimos disfrutar lo suficiente del ambiente. Respirar aire puro, apreciar las montañas y cerrar los ojos para descansar un rato fue una excelente idea después de todo.
Un detalle, no pudimos tocar la nieve en esta ocasión porque los nevados estaban muy altos y eran básicamente inalcanzables. Aún así, en otras épocas del año, que suelen coincidir con la temporada húmeda de Perú, si se puede apreciar más la nieve porque suelen haber ventiscas en la cordillera.
Conociendo Obrajillo y sus cascadas
Como última parada llegamos al pueblo de Obrajillo. Aquí es donde almorzaríamos algo típico del lugar y descansaríamos nuestras últimas horas antes de volver a Lima.
En este lugar el sol estaba brillando al máximo, y ya era la 1 p.m, así que nada mejor que una Inca Cola y un buen almuerzo para la ocasión. En este pueblo hay una gran variedad de restaurantes con menú entre los 15 y 30 soles. Yo decidí probar trucha a la parrilla y no me arrepiento, sobre todo porque siempre acompañan estos platos con un buen trozo de queso, arroz y su debida ensalada.
Esta zona es reconocida además por contar con un terreno para camping que solo cuesta S/10 la noche. A mi parecer, si es ideal para hacer camping dado que ahí mismo hay una cascada y un riachuelo. Lo que si debo asegurar, es que muchas veces se llena demasiado de gente y puede que sea incómodo para algunos, pero el lugar en sí es magnífico para pasar la noche viendo las estrellas.
Algo que se caracteriza rápido en Obrajillo es la cantidad de gente que te ofrece paseo a caballo. Aproveché la oportunidad con mi novio, pero como cosa rara, soy un imán de torpeza y caballitos nerviosos y en el camino obviamente hubo momentos en las que no me sentía segura del caballo. Aún así, al rato me acostumbré a su paso y la pasé fenomenal subiendo terrenos bastantes agradables a la vista y apreciando mucho el paisaje. Estos paseos rondan los s/15.
Para finalizar nuestra estadía en Obrajillo, compramos algunos dulces, como membrillo y el famoso manjar blanco. Debo destacar que el manjar blanco natural de estos lugares, sabe muy parecido al famoso dulce de leche venezolano, por lo que su sabor me causó algo de nostalgia. Además, los envases más pequeños solo cuestan unos S/3, lo cual es bastante accesible.
Para los venezolanos que me leen, una idea que podría hacerse de Obrajillo es su similitud con pueblos como Galipán o El Junquito. Son similares en varias cosas, salvo la cultura, claro está. Pero del resto, estos pueblos siempre tienen algo que enamora, quizás sea su sencillez, su naturaleza tan visible o la calidez de sus habitantes, quién sabe.
Lo cierto es que este tour valió bastante la pena, y si desean conocer algo natural, lindo y a la vez económico sin necesidad de estar una semana fuera de la ciudad, esta opción sale ganando.
Canta ofrece un sinfín de opciones para que puedas entretenerte, comer, relajarte, grabar videos, y un largo etc. Es básicamente imposible aburrirse en esta zona.
El tour que tuvimos esta vez, finalizó a eso de las 4:30 p.m, cuando nos montamos en la van para devolvernos en Lima. Esta es la única parte que no me gustó del viaje, pues a esa hora el tráfico de Lima ya es un caos y efectivamente nos tomó más de 3 horas llegar a la Javier Prado (en la mañana no se cumplieron ni las 3 horas para llegar a la Cordillera). Aún así, creo que a pesar de ese pequeño defecto, todo el viaje valió la pena.
Hasta acá dejo resumida mi experiencia en Canta para que por lo menos conocieran un poco del lugar y leyeran algunos consejos o curiosidades. Si desean ver con más detalle su belleza natural, pueden pasar por mi instagram donde monté un video de IGTV aquí.
¡Próximamente les relataré más sobre todo lo que hay en Lima! Así que pendientes.